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Síndrome del cuidador

Cuidar de un enfermo con daño cerebral o algún tipo de enfermedad neurodegenerativa no es una tarea fácil, es exigente, prolongada en el tiempo y compleja. Esto conlleva que el cuidador pueda vivir una serie de cambios:

  • Cambio de roles: hay que asumir las funciones de la persona enferma, como las tareas del hogar, asuntos económicos.., y compatibilizarlas con las propias. Además es frecuente la aparición de conflictos familiares, por desacuerdo en la forma de cuidar al enfermo o por desigualdad en el reparto de responsabilidades entre los familiares.
  • Pérdida de la vida social: los cuidados del paciente exigen mucho tiempo, lo que hace que poco a poco se vaya prescindiendo del tiempo dedicado a aficiones, amigos, incluso a uno mismo.
  • Problemas económicos: la enfermedad conlleva muchos gastos, que aumentan si el enfermo se va haciendo más dependiente. Si la enfermedad se prolonga durante mucho tiempo, puede disminuir significativamente los recursos económicos, en ocasiones necesitando la ayuda del resto de la familia.
  • Cambios laborales: a veces el cuidador siente una disminución de su rendimiento laboral, o puede verse obligado a reducir su jornada, o llega incluso a dejarlo por completo.
  • Abandono del proyecto vital: ante la exigencia de cuidados que requieren estos enfermos, el cuidador principal puede verse obligado a modificar sus planes de futuro a corto, medio y largo plazo (Ej.: unas vacaciones, las relaciones sociales van disminuyendo o desaparecen, etc.).

Estos cambios pueden tener repercusiones en la salud:

  • A nivel físico: cansancio, insomnio, alteraciones del apetito, palpitaciones, problemas digestivos, consumo excesivo de medicamentos (antidepresivos, ansiolíticos y pastillas para dormir), consumo excesivo de tabaco, café o bebidas alcohólicas.
  • A nivel psicológico: fallos de memoria y dificultades de concentración.
  • A nivel emocional: enfado e irritabilidad, sentimientos de culpa, sentimientos ambivalentes, preocupación, miedo, ansiedad ante la incertidumbre, tristeza, depresión, soledad, pérdida de interés por actividades o personas que antes resultaban gratificantes.

En definitiva esto conlleva una sobrecarga emocional y aparece el llamado "síndrome del cuidador".

Si lo necesita, no dude en ponerse en manos de profesionales de la salud (médico, psicólogo, etc.), quienes le informarán, asesorarán, y le darán el apoyo psicológico y emocional, necesario para el momento que está viviendo.